Creo que os he hablado ya alguna vez de mi madre y de su particular sentido del humor. Lo curioso es que es más graciosa cuando no pretende serlo. Incluso alguna vez medio enfadada ha soltado alguna frase que nos ha hecho llorar con la risa. Durante años ha preferido callarse buena parte de sus comentarios y reflexiones, pero desde que es abuela se ha relajado. Ahora dice en voz alta todo lo que piensa, no tiene filtro.
La tienen fascinada las nuevas tecnologías o mejor dicho, la facilidad con la que los niños se manejan con tablets, móviles e internet sin darle la menor importancia. Claro, para los críos es de lo más natural. Son eso que a lo que llaman “nativos digitales”, conocen las pantallas táctiles desde la cuna y les resultan tan familiares que no es raro verlos haciendo la pinza con dos dedos en las ilustraciones de los libros de cuentos esperando que con ese gesto se amplíen igual que lo hacen en la tablet de mamá.
A mi madre eso de los nativos digitales la deja ojiplática. Dice “antes los niños nacían con un pan bajo el brazo, ahora vienen con un iPhone” mientras los mira cacharreando en un móvil como si nada. Lo comenta toda seria, como hablando para sí. Ella que prefiere tener aún un teléfono con teclas para marcar, porque los teclados en la pantalla la ponen nerviosa. Y no es tan mayor en realidad, tiene solo 62 años. “Pero es que yo soy de aldea” contesta cuando le dices algo sobre el tema “Piensa que hay gente de mi edad que con 20 años se iba a Londres como quien va al mercado… y yo lo más lejos que iba era a los Milagros de Amil en peregrinación”
A pesar de todo ella hace sus incursiones en internet usando el portátil de mi padre. Hace unos días se puso a investigar sobre mi nueva dieta y me contó que estaba preocupada por si “me hacía una mastopexia”. Mi respuesta: Mamá, ¿y para que voy a querer yo hacerme un lifting de senos? Se refería a anorexia, claro. Una vez más puso los ojos como platos “¿Pero eso se puede hacer? Yo quiero”.
Ahora no deja de buscar información sobre la operación. Los niños le preguntan
Abuela ¿qué haces?
“Nada cariño, la abu quiere levantarse las chuchas y ponérselas aquí arriba” (dice, señalando a su clavícula)
Y por supuesto los críos siendo como son le han contado ya a todo el vecindario que la abuela va a subirse las chuchas a los hombros, ante el estupor general. En fin. Cosas que pasan.